jueves, 31 de marzo de 2011

La Ley de Nairda.

Pues si, enuncio mi Ley de Nairda o Ley de la putada periodica, nueva ley de la fisica/filosofia ideada por un servidor.

La vida se basa en un cumulo de desdichas en las que, periodicamente, vivimos periodos de calma y tranquilidad interumpidos por pequeños problemas o desdichas. Por lo general, sufrimos una de estas desdichas semanalamente, incluso pequeños conflictos diarios, que nos afecta de manera poco notoria interrumpiendo ese periodo calmado.

En problema no radica ahí, el problema radica en que en ocasiones estos periodos de tranquilidad se ven extrañamente alargados en los que podemos pasar temporadas sin sufrir ninguna desdicha ni ningún conflicto. Es ahí donde empiezo a preocuparme. Cuando los periodos de tranquilidad se alargan, la gravedad de la desdicha o el problema aumenta proporcionalmente al tiempo en que se alargue el periodo de tranquilidad; es decir, cuanto más tiempo estemos tranquilos tanto peor será la ostia que nos pegarán, solo es la calma que precede a la tormenta.

Por ende, aqui está la Ley de Nairda:

''Si todo va mal, calma, no podrá ir peor. Si todo va bien, preocupate, viene una ostia gorda.''

martes, 29 de marzo de 2011

Patada en los cojones.

Pues si, hoy he decidido hacer palpable mi teoria de que cualquier refran puede ser acabado con la frase ''Patada en los cojones''; así que me dispongo a hacer una pequeña recopilación de refranes cojonudos.

A abad sin ciencia y sin conciencia, no le salva la inocencia.
A abad sin ciencia y sin conciencia, patada en los cojones.

A asno lerdo, arriero loco.
A asno lerdo, patada en los cojones.

A buen entendedor, pocas palabras bastan.
A buen entendedor, patada en los cojones.

A enemigo que huye, puente de plata.
A enemigo que huye, patada en los cojones.

A falta de pan, buenas son tortas.
A falta de pan, patada en los cojones.

A grandes males, grandes remedios.
A grandes males, patada en los cojones.

Quien bien te quiere te hará llorar.
Quien bien te quiere, patada en los cojones.

Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto.
Cuando los que mandan pierden la vergüenza, patada en los cojones.

Quien no buscó amigos en la alegría, en la desgracia no los pida.
Quien no buscó amigos en la alegría, patada en los cojones.

Más vale malo conocido que bueno por conocer.
Más vale malo conocido que patada en los cojones.

Contra el vicio de pedir hay la virtud de no dar.
Contra el vicio de pedir, patada en los cojones.

A palabras necias, oídos sordos.
A palabras necias, patada en los cojones.

Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.
Quien a buen árbol se arrima, patada en los cojones.

Ojos que no ven, corazón que no siente.
Ojos que no ven, patada en los cojones.

Perro ladrador, poco mordedor.
Perro ladrador, patada en los cojones.

Más vale tarde que nunca.
Más vale tarde que patada en los cojones.

Quien calla, otorga.
Quien calla, patada en los cojones.

A mal tiempo, buena cara.
A mal tiempo, patada en los cojones.

Después de la tempestad viene la calma.
Después de la tempestad patada en los cojones.

A quien madruga... A ese si, ¡Patada en los cojones!          

domingo, 27 de marzo de 2011

Vientos de Cambio - El Concilio de Valerian.


2 – El Concilio de Valerian.

El castillo se podía describir en una sola palabra: Ostentoso. La sala de audiencias, que actuaba a modo de salón real cuando el Emperador se encontraba en la ciudad, cosa que era bastante común dado que, Valerian, era la segunda ciudad más importante del Imperio, estaba ricamente decorada; alfombras cuidadosamente bordabas, con matices dorados y rojos, cortinas de seda de los reinos libres del este, oleos donde se retrataban cada uno de los antiguos emperadores, estatuas y bustos de mármol... Incluso los guardias imperiales iban decorados con galones y armaduras forradas de terciopelo rojo y bordados dorados. Estos soldados, veteranos de batallas y guardias personales del Emperador, se mantenían impasibles con la mirada fija al frente y las picas firmemente sujetas. Al fondo de la sala se encontraba un trono, modesto en comparación con el trono imperial. El trono de ébano y bronce presidia la sala.

Sain y Víctor entraron en la sala de audiencias, dos guardias que custodiaban la entrada del castillo apartaron sus armas a su paso. El interior de la sala era mucho más modesta. Alojada en lo alto del torreón, sus paredes estaban tapizadas por ventanales decorados por varias macetas de donde brotaban plantas verdes y un colorido abanico de flores. No había muebles en la sala, ni alfombras lustrosas ni elaboradas lamparas. Solo aquellas siete personas.

Se encontraban sumidas en una entretenida conversación y, cuando el mariscal y el soldado llegaron, se hizo el silencio. Uno de ellos que vestía una elegante armadura con motivos dorados y finamente elaborada se giró. El hombre era alto y grande, tenía una frondosa barba castaña a pesar de que en su cabeza comenzaba a escasear el pelo y unos ojos de color celeste que parecían no encajar en aquel rostro duro y embrutecido. También podía observarse varias cicatrices en su rostro.
Al ver a Sain sonrió ampliamente y comenzó a andar a zancadas hasta alcanzar al mariscal y abrazarlo entre carcajadas.

-¡Sain!. Maldito bastardo, si que has tardado. Estabamos a punto de empezar sin ti.-

Sain no hizo gesto de corresponder el abrazo, en vez de ello se quedó en su posición, con los brazos caidos a los lados y su usual mirada insensible. El hombre de las barbas retrocedió un paso y le dió un golpe amistoso en el hombro al Mariscal. Él por su parte carraspeó aclarandose la garganta y dijo en un tono sereno:

-Me alegro de que esteis ileso Emperador. Pero...- No pudo acabar la frase pues el hombre, el Emperador Lucius Volter, le interrumpió con una carcajada y volvió a hablar con su vozarón. -¿Ileso?. ¡Claro que estoy ileso!, unos pequeños rebeldes no son rivales para mi. -Emitió otra carcajada.- Los atravesé con mi espada así, y así.- Dijo mientras desenvainaba su arma, una espada corta de fina elaboración, que descansaba en su cinto y se batía con un enemigo imaginario. De pronto volvió a envainar y le dió la espalda a Sain mientras volvía con el grupo. -¡Basta de batallitas!. Tenemos asuntos que tratar y ahora que el Mariscal está aquí no hay ningun impedimento.-

El Mariscal siguió la estela del Emperador bajo las aviesas miradas del resto a las que respondió con una mirada hueca. Justo cuando el Emperador se giró para encarar a todos los presentes, uno de los hombres, de pelo y ojos color miel y ataviado con una armadura de gala de color gris, alzó la voz.

-Claro... Ahora que el Mariscal ha decidido honrarnos con su presencia podemos empezar. ¡Bravo!. Si señor.- Dijo, dando unas secas palmadas. Sain le dedicó una mirada, algo más iracunda de lo habitual y giró la vista mientras decía. -No todos tenemos tiempo que perder en manufacturar ''bonitas'' galas. Algunos tenemos cosas importantes que hacer como dirigir a la guardia que nos ha sido encomendada, General Michael.-

Aquel que respondía por el nombre de Michael dió un paso al frente pero otro hombre, con el pelo corto con un tenue tono rojizo y ojos castaños, lo detuvo. Este hombre también vestía una armadura de gala pero de color verde.

-¡Ya basta los dos!.- Gruñó. Michael lo miró colerico y le dió un empujón para apartarlo de él. Luego se recompusó y miró a Sain y al otro hombre varias veces antes de recobrar su porte de superioridad. -Todos sabemos de parte de quien estas Jeanne.- Dijo con sorna. Jeanne no hizo caso al comentario y volvió a su posición. El siguiente en actuar fue otro de los hombres, que estaba de pie junto al Emperador. Sus cabellos eran castaños, del mismo color que los del Emperador, pero sus ojos eran de color verde oscuro; parecía mucho más joven que el resto, apenas unos 17 o 18 años y su rostro era casi infantil aunque con un apice de nobleza y porte.

-Padre, ¿No vais a hacer nada?.- Dijo mirando con malicia a Sain. -Vuestro Mariscal no solo llega tarde si no que además incita a tus generales a pelear. Es vergonzoso.-

Su padre, el Emperador, soltó una carcajada como ya había hecho tantas veces. Puso una mano en el hombro de su hijo, que vestía ropas de seda ostentosas y que parecían ser muy caras y le dijo aún sonriendo. -Marcus, hijo, este hombre es el mejor guerrero del Imperio y de los más fieles seguidores que poseo. Por ello tiene el titulo de Mariscal, igual que su padre lo tuvo antes que el, y por eso comanda la Guardia del Lobo. Es mi mejor baza, no lo juzgues tan severamente.-

La discursión acabó con la intervención del ultimo hombre. De mayor edad, casi anciano, vestido con ropas oscuras de tonos purpureos. Tenía escaso pelo blanco tapado por un tocado de tela a modo de capucha que le servía para ocultar su rostro y sus ojos de color gris. En su mano izquierda llevaba un curioso anillo también de color purpura. Se deshizo de la capucha.

-Señores... Estamos aquí por una razón de urgencia. Más tarde tendreis tiempo de sobra para despiezaros pero si ahora pudieramos centrarno en lo que nos atañe.- Dijo con una voz suave y aterciopelada. -Seamos practicos y eficaces.-
-Vos siempre tan preciso, Valtharen.- Dijo Sain haciendo un gesto con su mano derecha. Valtharen se limitó a asentir gentilmente. -Ese es mi trabajo como asesor economico Mariscal. Zapatero a sus zapatos, yo soy preciso y vos teneis liderazgo. Aprovechemos nuestras facultades en el campo que mejor nos concierna.- Respondió el anciano, hablaba lentamente gesticulando y mascando cada palabra. Antes de que los dos se enfrascaran en una conversación sin sentido, el Emperador carraspeo, llamando la atención de todos los presentes.

-Bien, como decía, podemos empezar. Despues de todas esas batallas con los rebeldes solo nos queda un maldito grano en el culo. El fuerte de Kravian. Ese maldito fuerte en el maldito bosque del maldito sur. Hemos logrado hacer retroceder y avanzar la frontera hasta allí pero... La Guardia Gris no logró tomarlo.- El general Jeanne, lider de la Guardia Gris, le lanzó una mirada nerviosa al Emperador pero no lo interrumpió. -Tropas demasiado pesadas en un terreno abrupto. Nos retiramos antes de que hubiesen más bajas.-

El Emperador comenzó a caminar por la sala, con los brazos cruzados en la espalda. Miraba con curiosidad por los ventanales y observaba la vida de la ciudad, tranquila y ajena a los problemas politico-militares. -El ejercito imperial se divide en tres guardias principales, además de las guarniciones repartidas en las ciudades y torreones. La Guardia Gris del general Jeanne, dedicada a la infantería pesada y de choque. La Guardia Imperial, dedicada exclusivamente al protección de la Capital del general Michael. Y la Guardia del Lobo, tu guardia Sain.- Hizo ua pausa en la que se giró en redondo y encaró al Mariscal. -Tu debes tomar el fuerte de Kravin. Los rebeldes se mueven en esos bosques como en su casa, pero confio en que tu guardia sea capaz de hacerles frente incluso allí.-
-Porsupuesto la toma del fuerte en fundamental para hacernos con el control de la región.- Tomó el relevo Valtharen.- Los lugareños son afines a los Rebeldes aunque se niegen a admitirlo. Mientras ese fuerte siga en su poder no podremos afianzar nuestro control.-

Sain meditó unos segundos, miraba a traves del ventanal pero no miraba nada en concreto. Imaginaba la situación, tomar el fuerte del bosque que ofrece la mayor resistencia rebelde de la época, sonaba tentador sin duda. Despues de unos segundos asintió.

-Sus ordenes serán cumplidas, Emperador.- Se limitó a decir, mientras hacía una pequeña reverencia. El Emperador alzó sus manos al cielo. -¡Excelente!. Se que no me fallaras Sain.-

Michael rezongó. -Claro... como iba a fallar el todopoderoso Sain.- Sin embargo el Emperador no llegón a oirlo, se había lanzado en un frenesí de palabrería recordando cosas que todos los presentes sabían. -Sain, portas en tu cuello el Irium, el simbolo de la fuerza del imperio. Llevala hasta los confines de la tierra y con ella la autoridad y el orden Imperial.-

Todos salieron de la sala, Valtharen se escabulló rapidamente hacia sus aposentos; Michael soltaba maldiciones mientras se perdía por un pasillo estrecho que permitía bajar a las armerias rapidamente. Jeanne acompañó al grupo sin decir palabra hasta los dormitorios, lugar en el que se separaron y tanto el Emperador como su hijo Marcus acompañaron a Sain y a Victor hasta la sala de audencias donde los dos últimos se separaron para salir del castillo.

Ambos comenzaron a caminar, Victor, que no había pronunciado palabra desde la audencia con el Emperador, seguía a su Mariscal indeciso si preguntar o guardar silencio. Finalmente, pronunció unas palabras.

-Señor... ¿Siempre es así?. -Sain lo miró sin comprender. -Quiero decir Señor, ¿Por qué sois tan poco apreciado por los generales?. Si no es precipitado preguntar.-

Sain se tomó unos segundos para meditar, como siempre hacía. -Veras Victor, son solo viejas rencillas. Michael creía que sería el proximo Mariscal tras la muerte de mi padre, pero el Emperador me nombró a mi a pesar no llevar más que unos años en el ejercito.- Dijo entrecerrando los ojos. El sol comenzaba a esconderse y con ello emitía agudos brillos que molestaban a Sain. -Marcus... Ese chico debe ver en peligro su autoridad si el puesto de Mariscal sigue cobrando tantas importancia. Creo que teme que en el futuro tenga tanto poder como él cuando ascienda como Emperador. Y Valtheran... Simplemente ve su influencia sobre el Emperador amenazada.-
-¿Influencia sobre el Emperador?.- Preguntó alarmado Victor. -¿A que se refiere?.-
-No querrais saberlo. Asuntos turbios sin duda y sin ninguna prueba, no merece la pena hablar de ello. Victor, reune a la guardia. Mañana partiremos.-

Sain se había detenido ante una casa casi ruinosa, del cinto sacón una llave de hiero semi oxidada y se dispuso a entrar en la vivienda. Su casa, su hogar. Victor hizo un gesto de respeto y se aventuró a lo largo de la calle, camino del cuartel. Sain por su parte, posó su mano sobre la puerta de madera y la empujó con suavidad. La puerta emitió un molesto chirrido y dejó ver el interior de la oscura vivienda, apenas amueblada y de dos plantas. Lo justo para sobrevivir pero plagada de recuerdos, la mayoría dolorosos. Con la mirada vacía y su caracteristica impsibilidad en el rostro, Sain entró en su casa por primera vez en varios meses. Hoy dormiría allí, antes de emprender camino a una nueva batalla.

martes, 22 de marzo de 2011

El pais de los deseos.

Cuando deseas algo con todas tus fuerza el universo confabula para que suceda. La mayor mentira que jamás se haya dicho.

No os cofundais. No quiero decir que los deseos sean inutiles. Son los deseos lo que guían nuestro camino, los que nos hacen movernos y afrontar las adversidades, los baches de la vida; los seres humanos somos incapaces de vivir sin deseos, necesitamos algo que seguir, algo que nos guie, necesitamos ambiciones y objetivos, un motivo por el que levantarnos día a día y que dé sentido a nuestra vida. Pero... ¿Hasta que punto es sano seguir un deseo?. ¿Vale la pena seguir un deseo a cualquier precio?. ¿Merece la pena seguir un deseo aún a sabiendas de que provocará un mal a los demas?. Está ahí la incognita de la cuestión.

Hay deseos factibles y deseos inalcanzables. Solo los necios sueñan con lo que nunca tendran. Consagrar la vida a un deseo que, por muchas fuerzas y empeños que malgaste en él, jamás se cumplirá es inutil. Las personas solemos creer en el Karma, que se nos devolverá aquello que hagamos. Desde la experiencia puedo afirmar que el Karma es una mala puta. Por mucho bien que hagas, por muy recto y moral que sea tu camino, no habrá recompensa más allá de la autosatisfacción de saber que se ha hecho lo correcto. No hay hadas madrinas ni genios que cumplen deseos, las estrellas fugaces se han cansado de concederlos. ¿Soplar velas de cumpleaños mientras formulas tu deseo? Já. Soñar con lo que nunca tendras es de necios y hoy en día hay demasiados... Ciegos con una venda en los ojos.

Aunque podemos aprender mucho sobre las personas partiendo desde esta base. He llegado a clasificar a las personas en dos grupos:

- Los que para cumplir sus deseos no sienten remordimientos en pisotear los deseos de los demás. Personas inteligentes sin duda, suelen alcanzar muchas de sus ambiciones y su conciencia está tranquila, sin penas, sin remordimientos. Son afortunados.

- Los que rechazan sus deseos para hacer felices a las personas a las que quiere. Mala vida, mala elección. Poca felicidad y muchas ostias, una tras otra. Sin recompensa ni beneficio.

Temo que pertenezco a este ultimo grupo, no se si es una gran cualidad o un defecto, una maldición. En definitiva, espero que sean felices con vuestros sueños inalcanzables en el pais de los deseos queridos ciegos, yo me vuelvo a la realidad, puede que no sea tan bonita, pero almenos tengo los ojos abiertos.

domingo, 20 de marzo de 2011

Quien quiera entender que entienda.

¿Donde está el error?. Dos personas enamoradas, acariciando sus cuerpos, compartiendo abrazos y entregando sus labios. Manifestando su afecto publicamente... Dos chicos o dos chicas que se aman. No entiendo el por qué de tanto odio y repulsión. ¿No son personas?, ¿Acaso no tienen el mismo derecho que cualquiera de nosotros a amar?. Es ''antinatura'', si... Vuestras mentes retrogadas si que son antinatura.

En realidad es sencillo de explicar. Hoy en día ya no hay tolerancia, se ha perdido. La mayoría de las personas conciben como malo lo diferente cuando solo es eso, ni peor, ni mejor, solo diferente. ¿Sus sentimientos no tienen el mismo valor que los nuestros?, ¿No sienten el mismo dolor al perder a quien aman?; en sus rostros también asoma esa timida y nerviosa sonrisa a la hora de declarar su amor a otro personas. También sienten la felicidad de saber que hay alguien que los ama. No se... ¿Donde está el error?. Yo no veo que es lo que los convierte en una aberración como muchos defienden. Puede que sueñe con una utopía pero creo en que algún día podremos ver a una pareja homosexual con total normalidad.

Me dan ascos los guetos a los que la homosexualidad se ha visto sometida. ¡A la mierda con el armario!, hay que estar orgulloso de como es uno mismo. Si no te aceptas a ti mismo tampoco lo haran los demas. Somos una raza privilegiada bendecida con el raciocineo y la inteligencia sin embargo nos empeñamos en no darles uso. ¿Que más os da con quien comparta su almohada una persona?. ¿Ser homosexual lo convierte en una peor persona?, ¿Lo convierte en un monstruo?, ¿Quieres ver un monstruo amigo homofobo?, mirate al espejo. Esto debe acabar, la marginalidad social, las burlas, los guetos, la repulsión, el miedo, las palizas... Espero que tarde o temprano nos demos cuenta de que el error está en la homofobia no en la homosexualidad.

Hasta aqui las reflexiones de un heterosexual que se para a pensar las cosas solo añadir: Quien quiera entender, que entienda.

martes, 15 de marzo de 2011

Erase una vez...

Erase una vez, hace mucho tiempo, un lugar donde el cielo era de un color puro azul, adornados con nubes de algodon; inmaculado y sin rastro de corrupción ni avaricia, sin humos negros ni ''agujeros''. Un cielo en el que se podía ver, al anochecer, las estrellas sin que ninguna otra luz las eclipsase, donde las constelaciones bailaban libres por el firmamento y la luna vestida con sus mejores galas, señora de la noche, paseaba por el cielo nocturno, contorneandose, feliz...

Un lugar donde habñia verdes prados interminables, vegetación frondosa que crecía allí donde quería; un lugar verde y hermosos, donde la naturaleza en su sabiduria creaba un paraje natural sin basura, sin agonizante y lenta muerte entre humos y residuos. Un lugar donde los arboles eran reyes y señores y no simple madera y candela. Un lugar donde los animales no temían, donde bailaban, jugaban y corrían a lo largo de la gran diversidad de paisajes... Valles extensos, frondosas selvas, bosques que deleitaban los sentidos, magestruosos desiertos, tundras heladas, lagos de agua cristalina... Un lugar de leyenda y olvidado, un lugar bello e insustituible.

Una costa arenosa, bordeada por un collar de rocas, limpia, donde el agua era azul y transparente, donde los peces nadaban sin preocupación. Donde las negras mareas de petroleo no se conocían y donde los reyes del mar eran animales y no artificios de metal. Un lugar donde bullia la vida, con arrecifes, estuarios, marismas, manglares... Un lugar donde el agua era pura y se batía con fuerza indomable. Un lugar donde las flores compartían su perfume, donde las primaveras eran una comunión de aromas y momento de vida, donde la diversidad de animales era innumerable, donde los bosques y selvas respiraban un aire impoluto, donde cada palmo de terreno era un tesoro, un lugar de belleza y valor incalculable; un lugar donde merecía la pena vivir, donde el respeto era la unica regla, donde el equilibrio y la armonia era la forma de vida...

Erase una vez un lugar llamado Tierra que murió por el egoismo, codicia e incultura de la raza humana.

domingo, 13 de marzo de 2011

Brisa de otoño.

Caminaba por un tapiz de hojas anaranjadas caidas de los arboles desnudos. Vaqueros, botas altas, chaqueta negra, pelo castaño revuelto y ojos oscuros y tristes. En su oido resonaba una canción con finos y precisos acordes de violin mezclados con una armonica melodia de piano, todo ello sazonado con el crujir de las hojas secas bajo sus pies. El chico caminaba ajeno a aquel lugar, sumido en sus pensamientos, en un lugar lejano; su propio mundo imperfecto, creado por el mismo, para alejarse de aquella realidad, una realidad demasiado oscura para aceptarla.

En el aire se podía respirar el perfume de la lluvia, la humedad, le hierba humeda, la corteza de los viejos arboles desnudos; el canto de los pajaros y el revoloteo de los insectos que se sumaba a la sinfonia melodica. El sol se asomaba entre las nubes, calentando suavemente el ambiente y bañando con rayos de esperanzas; la luz, la calma tras la tormenta. En un banco, una pareja de enamorados compartian caricias y susurros de cariño, besos robados y otros cedidos, bellas palabras de pasión, suspiros de encanto, sonrisas de timidez, complicidad y felicidad; miradas emotivas cargadas de deseo, gestos casuales de beneplacito entre uno y otro. Ambos sumidos en una burbuja en la que solo existia el yo y el tu, el nosotros.

Tambien personas disfrutando del dia haciendo footing o simplemente caminando. Personas jugueteando con sus mascotas, niños persiguiendose los unos a los otros, ancianos viendo como pasaba el tiempo y recordando mejores tiempos, tiempos pasados que siempre fueron mejores. Un rubio soñador con el corazón roto por amor, una chica atenta a los libros y los apuntes, un grupo de skaters y algún que otra familia de picnic. El chico que caminaba despació y con ojos tristes chocó con una chica, pelo castaño recogido en una coleta, ojos marrones expresivos, camiseta blanca, falda vaquera y chaqueta de la misma tela. La chica sonrió y gesticuló una palabras que el chico no fue capaz de oir por sus auriculares, avanzando pequeños pasos de espalda hasta volverse y continuar su camino. Una pequeña sonrisá asomo en el rostro del chico, antes de seguir su caminar pero, sin duda, jamas olvidará a esa chica, como una brisa de otoño.

jueves, 10 de marzo de 2011

Crepusculo.

Crepuscular... Así podría definir el escenario en el que me hallada. Poco a poco, el lucero sol se escondía tras el horizonte regalando los últimos momentos del día; una verde pradera bañada por el tono anaranjado y violaceo del atardecer. Una fina capa de nubes se arremolinaban alrededor del lucero, tiznandose con reflejos dorados, anuncio del proximo e insondable final. La brisa acariciaba la hierba, fresca por las gotas de lluvia caidas momentos antes y que habían limpiado mi maltratado cuerpo y acallado la angustia de mi alma. Una bandada de pajaros cruzaba el cielo como una flecha y, arrastrada por el viento, una dulce melodía entonada por una voz de mujer, joven y elocuente, como una nana, calmaba lentamente mi espiritu luchador y cerraba mis pesados parpados llamados al descanso.

Por fín, el dolor había desaparecido. El sosiego y la plena tranquilidad, calma tras la tormenta, se acurrucaban a mi lado meciendome en esta realidad que se me antojaba tan irreal. Sumido en un sueño onírico me sentía mientras esperaba mi cita con la joven anciana. Los destellos naranjas iban pasando en una evolución armonica a un oscuro tono entre marrón e indigo. La brisa cesó y, al cerrar mis ojos, todo se sumió en la oscuridad. Aislado, perdido en un mar de lagrimas y frio yermo de sombras, no sentía otra cosa que paz, ya no habría mas dolor, ya solo quedaba descansar. La sensación de la ausencia me abruma, la cruel herida que desde hacia años ardía en mi pecho amenazando con consumirme y destrozarme, se había ido, se había marchado. Este vacio era al mismo tiempo una enmienda, un regalo de descanso tras años de sufrimiento pero, al mismo tiempo, me hacñia sentir vacio... me faltaba algo.

Mi respiración se calma, mis musculos se ralajan, mi espiritu, indómito, por fin suelta sus cadenas, libre, sabiendo que solo le cabe la paciencia. Mi corazón, tan maltratado con los años, nunca satisfecho, nunca acariciado, se adormece. Mi cuerpo ya no es mi cuerpo, me siento ajeno, exterior. La joven anciana alfin llega a verme, susurrandome al oido una bella nana. El sol se vá, el ultimo respiro de mis pulmones se escapa. Me voy, me despido, me voy.

martes, 8 de marzo de 2011

Mujeres y Hombres

Pues si. Las mujeres y los hombres somos diferentes digan lo que digan. Y la principal diferencia anatomica que nos difiere es que a nosotros. ¡Nos cuelgan!. Si señores y no solo eso sino que encima nos gusta presumir de ellos. No hay oración, ensayo o discurso que un hombre no pueda acabar con un ''¡Pues llevate esta!'' [Tocada de paquete/raymond].

Por eso me hace pensar que el cuento de caperucita roja fue escrito por una mujer, porque si llega a estar escrito por un hombre sería tal que así:

''Esto es una chavala que iba por el bosque, con un chaquetón rojo, y va y se encuentra al lobo; y el lobo le dice:
-Caperu. ¿A donde vas tu sola por el bosque?.-
-Pues yo voy a casa de mi abuelita.-
-¿Y pa que vas a casa de tu abuelita?.-
-Pues pa llevarle la merienda.-
-¿La merienda?. ¡Pues llevate esta!.-

Y se acabo, ni moraleja, ni moralina ni perdices en vinagre.

Pero si es cierto que nos diferenciamos en pequeños detalles, cosas cotidianas como puede ser ducharse. Bueno vale, cotidiano para algunos, que yo tengo un amigo que dice ''Para que me voy a duchar... si no es mi cumpleaños...''.
¿Como entra una mujer al baño?. Perfecta, como una diosa, limpia pulcra. Se desviste a la perfección quitandose el sueter con su melena al viento. Se quita el sujetador con una mano, que ya me explicará como que yo he estado practicando poniendole los sujetadores de mi hermana a la almohada y que va, y, MUY IMPORTANTE, se mira en el espejo. ¿Se mira normal? No... Pone la pose, morritos y cara de asco.
¿Como entra un hombre al baño?. Rascandose el paquete. Si, natural, ahí tranquilo sin estres y, antes de nada muy importante, olerse la mano; si no huele el hombre ¡No se baña!. Tambien nos miramos en el espejo. ¿Para buscarnos defectos?. ¡No!, para eso estan las novias, las madres y las amigas. Los hombres se miran poniendo pose de quererse y sacando musculitos.

Tambien nos diferenciamos a la hora de salir. Las mujeres, haciendo gala de su limpieza, se enrrolla en su toalla 4x4x4 y la toalla se queda sobre los pechos, ni un milimetro arriba, ni un milimetro abajo. Ya puede bailar capoeira o breakdance que la toalla no se mueve. ¿Por qué?, ¿Cómo?, ¿Os la grapais en los pezones verdad?. Despues está la toalla de la cabeza, y eso lo hemos intentado todo los hombres... Y yo me cargué la lampara del cuarto baño.

Otro hecho cotidiano en el que tambien se nota la diferencia entre hombres y mujeres es a la hora de hacer la cama. ¿Como hace una mujer la cama? Bien, pero ¿Bien?, No, ¡BIEN!. La sabana tiene que estar bien metidita, una puta hora haciendo la cama. ¡Los cojines ordenados por tamaños y colores alineados 90º con el cabecero de la cama!. El edredón tambien tiene que estar bien metidito. Que alfinal te metes en la cama y pareces una momia que no te puede mover.
¿Como hace la cama un hombre? Tira la sabana encima y ya está.

Nos comunicamos de forma distinta... Chicas... Que macabro plan os lleva a hablar con indirectas. ¿No os dais cuenta de que estamos limitaitos aqui donde nos veis? Que no os entendemos. Que si cuando digo si quiero decir si, aunque puede significar que no; y cuando digo no quiero decir no pero puede significar si, depende o depende para qué. Es irracional, el numero Pi, es el caos en la confusión. Vosotras teneis en la cabeza un Pentium 4 con microprocesador Duo y Dolbiesterrerosounround; nosotros tenemos una Game Boy en blanco y negro.

Tipica escena de pareja. Llega el chico y dice:

-Cariño, me voy a jugar al futbol con los amigos.-
-Muy bonito... ¡MUY BONITO!. Te vas y me dejas aqui... sola...-
-Bueno, vale cariño. Me quedo.-
-¡No!, ¡Ahora te vas!.-

¡Ti Ti Tin!. El sistema operativo no responde, porfavor reinicie al novio en cuestión. ¿Que hago?. ¿Me quedo?¿Me voy?¿Me quedo?¿Me voy?¿Me suicido?. Entonces ella, nos dice:

-No venga, vete no te preocupes yo me quedo aqui tranquila viendo una pelicula o algo.-

Y nosotros, que somos limitaitos, que no pillamos la indirecta, cojemos y nos vamos. Y ya la hemos cagado, porque aunque no lo veamos, al cerrar la puerta ellas dicen:

-O.O. ¡Será cabrón que se ha ido!.-

Tambien afrontamos las cosas de manera distinta. Yo con mi novia, tuve que irme a estudiar lejos [Si mi novia, es mi monologo y me invento lo que me da la gana.]. Un dia me dijo en un tono mejicano, haciendome chantaje emocional que digo yo... Que raro que mi novia, me haga chantaje emocional... Porque las mujeres no haceis chantaje emocional... ¿Verdad?

-Adriii. No puedes irte.-
-Pero... cariño, ¿Por qué hablas mejicano si eres de mi pueblo?.-
-Esque es el tonito que pongo para hacer chantaje emocional :D. Adriii, no puedes irte; ahora no podremos mantener esas conversaciones hasta altas horas de la noche.-
-Mira cariño, no hay nada que internet no pueda solucionar. Nos bajamos el msn, quedamos a una hora, nos conectamos y charlamos. Eso si, luego me mandas el emoticono de la alegria.
Y luego te zumbo.-
-Pero Adriii, si te vas, no podremos ver peliculas y luego comentarlas juntos.-
-Mira cariño, no hay nada que internet no pueda solucionar. Dos o tres dias antes, nos ponemos de acuerdo, nos bajamos la misma pelicula; 1, 2, 3 ¡Puff!. La vemos y la comentamos y me mandas el emoticono de la alegria. Y luego te zumbo.-
-Pero Adriii... La verdadera razón por la que no te puedes ir... Es porque hace 4 semanas que no me baja la regla.-
-Pues mira cariño. No hay nada que internet no pueda solucionar. Te la bajas del emule y cuando te la hayas bajado me mandas el amoticono de la alegria. Y luego te zumbo, no vallamos a perder las buenas costumbres.-

Ya para ir acabando. Decir que aunque los hombres y mujeres seamos diferentes, no significa que unos sean mejores que los otros. Por eso, es vergonzoso que hoy en dia la mujer sea en muchos casos una esclava del hombre y esto debe cambiar. Y quien no esté de acuerdo... ¡PUES LLEVATE ESTA!.